jueves, 4 de julio de 2013

Este interminable sudor de manos que me escurre el alma y la vida. Este calor que sólo yo percibo, calor infernal del fatal espíritu que me custodia sin cansancio en cada movimiento, en cada rincón. Esta apatía de todo y de nada; estas ganas de moverme y no moverme, estas ganas de comer que se van con el aroma del cigarro; este cigarro que quiero y no quiero fumar. ¡Déjame ya! Déjame, soledad, compañía, recuerdo, olvido. Abandona mi mente, espíritu sin nombre. Eres todo eso y me gritas que eres yo, pero no es cierto. ¡Basta de gritar! Estoy cansado ya, cayó de nuevo la noche y todos duermen, todos en el mundo duermen, duermen los animales y las plantas, los militares y los otros criminales duermen, los pacientes de los hospitales tienen paz. Pero tú vienes a gritar, a buscarme, acorralarme, a recordarme algo, no sé qué, siempre algo, siempre vienes, siempre quieres más. Siempre, siempre, siempre. Y yo ya no tolero nada, no soporto el ruido, ni el silencio, ni la ropa (estoy desnudo), la música no suena como siempre, mis manos al piano no saben dónde van, mis ojos no paran de buscar, el corazón me palpita como si corriera y es sólo que quiero correr, pero no tengo a dónde; ¡a dónde quiera que yo vaya, tú vas!

¿Hasta cuándo? ¿hasta cuándo, ansiedad?




Foto: "Fend kiling dorong leh warrata ka iteh tee." (Observa lo único más grande que tú), Mono Fingal (2013)

1 comentarios..:

  1. "Esta apatía de todo y de nada; estas ganas de moverme y no moverme, estas ganas de comer que se van con el aroma del cigarro"

    Así me he sentido yo muchas noches desde hace casi dos meses.

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